
Cinco años después del inicio de la pandemia, los estadounidenses de origen asiático y los isleños del Pacífico (AAPI) siguen siendo blanco de odio. Esta persistencia sugiere un problema social profundo más allá de la pandemia, afectando la cohesión social.
La discriminación contra la comunidad AAPI podría tener impactos económicos significativos, afectando su participación laboral, consumo e inversión. Las empresas propiedad de personas AAPI podrían enfrentar desafíos adicionales, limitando su crecimiento.
Desde la responsabilidad social corporativa, las empresas deben fomentar la inclusión y combatir la discriminación. Esto incluye políticas de tolerancia cero, promoción de la diversidad y apoyo a iniciativas comunitarias. Ignorar esta situación podría dañar la reputación empresarial.