Andrea Yates, la madre de Texas que conmocionó al país al ahogar a sus cinco hijos en 2001 durante un episodio de psicosis posparto, ha rechazado una audiencia que podría haber determinado su elegibilidad para estar dada de alta del Hospital Estatal de Kerrville. Según informes del New York Post, Yates, de 60 años, continúa residiendo tranquilamente en la institución, dedicando sus días a la creación de tarjetas de felicitación y artesanías que vende en exposiciones locales. Las ganancias de estas ventas alimentan el Yates Children’s Memorial Fund, destinado a apoyar a personas afectadas por la depresión posparto.
Andrea Yates (60), the Texas mom who drowned her five young children in 2001 while in the throes of postpartum psychosis, has declined a hearing last month that would have determined whether she was competent to be released from the hospital.
Yates lives a quiet life inside… pic.twitter.com/5cSQjrt3TK
— Zaki Solja (@zakisolja) July 9, 2024
El trágico caso de Yates salió a la luz cuando, en un acto que horrorizó a la nación, ahogó a sus hijos Noah, John, Paul, Luke y Mary en la bañera de su hogar mientras su esposo estaba fuera trabajando. Inicialmente condenada a muerte por estos crímenes, su sentencia estuvo revocada en un nuevo juicio que reconoció su estado mental en el momento de los hechos. Desde entonces, Yates ha permanecido bajo cuidado psiquiátrico en Kerrville, exenta de buscar su liberación aunque tenga derecho a evaluaciones anuales de su estado mental.
~EL CRIMEN NO TIENE GENERO NI EDAD.
LOS NIÑOS EN LA BAÑERA.
Este caso comienza con Andrea Yates. Yates nació en Hallsville Texas, es la menor de los cinco hijos.
Ella sufrió de bulimia durante su adolescencia.Abro hilo: pic.twitter.com/dAahMc5VhM
— Demasiado internet por hoy. (@MuchoInternet_) August 5, 2023
A pesar de la tragedia y el tiempo transcurrido, el caso de Andrea Yates sigue siendo emblemático en el debate sobre la salud mental y la responsabilidad criminal. Su historia ha inspirado reflexiones sobre la psicosis posparto y la necesidad de apoyo para quienes la sufren. Mientras tanto, Yates continúa su vida en un entorno controlado, manteniendo contacto periódico con su exesposo, con quien comparte la experiencia devastadora pero indiscutiblemente impactante de lo que ocurrió aquel fatídico día en Houston.