
La alimentación también juega un papel clave en el rendimiento mental. Algunos alimentos económicos pueden mejorar tu concentración sin necesidad de recurrir a suplementos costosos. Por ejemplo, la avena es una excelente fuente de energía de liberación lenta que ayuda a mantener el enfoque por más tiempo.
El plátano, gracias a su contenido de potasio y vitamina B6, favorece la transmisión de los impulsos nerviosos y mejora la función cerebral. Las nueces, aunque pueden parecer caras, en pequeñas cantidades aportan ácidos grasos esenciales que favorecen la memoria y la agilidad mental.
Otros aliados económicos son el huevo, por su contenido de colina, y el chocolate oscuro, en dosis moderadas, que estimula la producción de endorfinas y mejora el estado de alerta. Alimentarte bien no tiene por qué ser costoso; solo es cuestión de elegir con inteligencia.