
En recientes declaraciones, el expresidente Joe Biden se refirió a la derrota electoral de Kamala Harris, sugiriendo que el resultado podría haber estado influido por factores como el sexismo y el racismo. Según versiones preliminares, Biden expresó su preocupación por el peso que estos prejuicios podrían tener en la percepción pública y en el comportamiento electoral, apuntando a la persistencia de barreras estructurales que afectan a candidatas mujeres y de comunidades racializadas.
El exmandatario también aprovechó la ocasión para abordar los cuestionamientos relacionados con su edad, que han sido tema de discusión pública en los últimos meses. Biden desestimó que esta condición represente un obstáculo para su liderazgo o que haya tenido alguna incidencia en el resultado obtenido por Harris, intentando así reafirmar su vigencia política y capacidad operativa.
Como consecuencia directa, sus declaraciones podrían reactivar el debate sobre la discriminación de género y raza en la esfera política, así como sobre los límites de edad en el ejercicio del poder. Mientras algunos sectores podrían respaldar su diagnóstico sobre los desafíos estructurales, otros podrían considerar que omite factores clave para explicar el desempeño electoral de la exvicepresidenta.