
En su primera aparición pública tras dejar la presidencia, Joe Biden lanzó una crítica directa a la política exterior de Donald Trump, al calificar su enfoque hacia Ucrania como una forma de «apaciguamiento moderno». Durante la entrevista, Biden manifestó preocupación por las presiones que, según él, Trump habría ejercido sobre el gobierno ucraniano, señalando que este tipo de acciones podrían interpretarse como una señal de permisividad frente a conductas agresivas, evocando paralelos con políticas internacionales de los años treinta.
Las declaraciones del expresidente han tenido un impacto inmediato en el debate público y político dentro de Estados Unidos. Su postura podría reforzar las posiciones de quienes abogan por un respaldo firme a Ucrania, especialmente en un contexto de tensiones geopolíticas persistentes. Además, estas palabras reavivan la polarización en torno a la política exterior estadounidense, en un momento en que se define el liderazgo global del país y su compromiso con aliados estratégicos.
El uso de una expresión cargada históricamente como “apaciguamiento moderno” enfatiza la gravedad de los temores expresados por Biden, y sugiere que ve en el enfoque de la anterior administración un posible precedente peligroso. Esta intervención no solo marca distancia frente a Trump, sino que también instala un marco de análisis para futuros posicionamientos de Estados Unidos en conflictos internacionales, especialmente aquellos relacionados con la soberanía de naciones aliadas.