
El Ejército de Estados Unidos ha comenzado a aplicar una nueva Prueba de Aptitud Física (AFT) desde el 1 de junio de 2025, marcando un giro estratégico en su enfoque hacia la preparación de combate. Esta nueva evaluación, basada en un extenso análisis de datos por parte de la RAND Corporation, incluye cinco eventos físicos exigentes diseñados para reflejar con mayor precisión las condiciones del campo de batalla moderno. El objetivo, según las autoridades militares, es aumentar la letalidad, la resiliencia y la preparación operativa de la fuerza.
Nuevos estándares con enfoque en fuerza y resistencia
La prueba AFT incorpora ejercicios como el levantamiento de peso muerto, flexiones con liberación de manos, pruebas de velocidad y resistencia, y una carrera de dos millas, abarcando aspectos clave como fuerza, agilidad, potencia y resistencia muscular. A partir del 1 de enero de 2026, soldados de 21 especialidades de combate, sin distinción de género, deberán cumplir con los mismos estándares físicos, un paso significativo hacia la igualdad de condiciones en el entrenamiento militar. Esta decisión responde a la necesidad de uniformar las capacidades mínimas requeridas para roles críticos de combate.
Impacto en reclutamiento y formación militar
Una consecuencia inmediata de esta implementación es la transformación de los programas de entrenamiento tanto para reclutas como para militares activos. Los aspirantes deberán ajustar sus rutinas físicas para alcanzar los nuevos niveles de exigencia, lo que podría modificar las tasas de ingreso y retención en el ejército. Además, la igualdad de requisitos físicos entre hombres y mujeres en funciones de combate directo podría abrir nuevos debates sobre inclusión, rendimiento y adaptación institucional dentro de las fuerzas armadas estadounidenses.