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El servicio de pesca y vida silvestre de Estados Unidos anunció esta semana su intención de clasificar como en peligro de extinción a siete especies de pangolines, en un paso considerado clave para la conservación de esta familia de mamíferos. Estos animales, conocidos por su cuerpo cubierto de escamas y su dieta especializada, han sufrido un declive drástico en sus poblaciones, debido principalmente al tráfico ilegal para usos medicinales y gastronómicos. La decisión, aún sujeta a revisión, tiene como objetivo brindarles una protección legal más rigurosa dentro del marco normativo estadounidense.

La propuesta reconoce la vulnerabilidad crítica de los pangolines, quienes, a pesar de su escaso conocimiento público, figuran entre los mamíferos más traficados del mundo. Según estimaciones de organizaciones conservacionistas, el volumen de ejemplares capturados y comercializados ilegalmente ha alcanzado niveles insostenibles, generando un impacto devastador sobre los ecosistemas donde habitan. En este contexto, la protección formal por parte de una potencia como Estados Unidos representa un precedente importante que podría motivar a otras naciones a adoptar políticas similares.

Tráfico ilegal: una amenaza persistente

El tráfico de pangolines, aunque menos visible que el de otras especies carismáticas, se ha consolidado como uno de los mercados ilegales más lucrativos y persistentes en la última década. Aparentemente, los consumidores en ciertas regiones asiáticas mantienen una demanda significativa por sus escamas, utilizadas en prácticas de medicina tradicional, así como por su carne, considerada un manjar en algunos círculos sociales. Esta presión ha colocado a los pangolines en una situación crítica, con poblaciones reduciéndose rápidamente en Asia y África.

El anuncio de Estados Unidos no solo busca detener la importación y exportación de estos animales y sus derivados, sino también enviar una señal clara a las redes criminales involucradas en su comercio. Además, se trata de una respuesta estratégica frente a los compromisos internacionales asumidos por el país en materia de biodiversidad y lucha contra el comercio ilegal de vida silvestre. La iniciativa podría tener un efecto disuasorio en el mercado global, al reducir el acceso a uno de los principales destinos para estos productos ilícitos.

Un llamado a la cooperación global

Una consecuencia directa de la propuesta será el refuerzo de mecanismos de control aduanero y el cierre de lagunas legales que, hasta ahora, permitían el ingreso de productos de pangolín a suelo estadounidense. Pero el impacto va más allá del territorio nacional: la medida incentiva la colaboración entre países y organizaciones internacionales, creando oportunidades para mejorar la protección en los hábitats originales de estas especies, muchos de los cuales se encuentran en estados frágiles institucionalmente.

Organismos como la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) ya han promovido restricciones a nivel internacional, pero la implementación ha sido irregular. Con esta nueva postura, Estados Unidos reafirma su papel como actor influyente en la conservación global y genera un marco para fortalecer las prácticas de fiscalización, educación ambiental y apoyo a comunidades locales involucradas en la protección de los pangolines.

Un paso necesario hacia la conservación efectiva

Si se concreta esta declaración, se consolidará un nuevo estándar en la política de conservación estadounidense y se establecerá una base sólida para enfrentar una de las crisis más invisibilizadas de la biodiversidad global. La protección de los pangolines no solo responde a criterios éticos o de conservación ambiental, sino que también tiene implicaciones sanitarias, ya que el tráfico de especies silvestres ha estado vinculado a la propagación de enfermedades zoonóticas, como quedó evidenciado durante la pandemia de COVID-19.

En definitiva, este movimiento regulatorio representa una oportunidad para transformar el enfoque global hacia el comercio ilegal de fauna silvestre, posicionando la conservación como un eje prioritario de las relaciones multilaterales. Proteger a los pangolines es también proteger los ecosistemas en los que habitan, y garantizar que futuras generaciones no conozcan a estos singulares animales solo a través de libros de historia.

Publicado por: Editor Minuto30

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