
La FDA ha revertido su política de teletrabajo, permitiendo trabajo remoto a empleados clave dos días por semana. Esta decisión aparentemente responde a despidos (15%) y renuncias que ponían en riesgo funciones básicas como la aprobación de medicamentos.
La consecuencia inmediata es la esperanza de retener personal valioso y mejorar la moral. Sin embargo, plantea interrogantes sobre la estrategia de gestión de la fuerza laboral a largo plazo y la necesidad de evitar futuras disrupciones operativas.
Desde la gestión de talento, este caso subraya la importancia de equilibrar objetivos operativos con las necesidades de los empleados, especialmente en organizaciones con funciones críticas. La pérdida de personal clave puede afectar gravemente la misión fundamental.