La Iglesia Metodista Unida en Carolina del Norte enfrenta una crisis sin precedentes mientras más de un millón de fieles abandonan repentinamente la congregación. La causa de este éxodo repentino son las nuevas reglas que permiten pastores homosexuales y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Esta decisión, tomada a principios de mayo, ha desencadenado una profunda división dentro de la comunidad metodista.
La división de Costa de Marfil, con alrededor de 1,2 millones de seguidores, ha liderado la resistencia contra estos cambios. Acusan a los líderes internacionales de la iglesia de «desviarse de las Sagradas Escrituras» y de «sacrificar su honor e integridad para honrar a la comunidad LGBTQ». El obispo Benjamín Boni, presidente de la división de Costa de Marfil, declaró que la decisión de separarse después de más de 20 años se tomó «por razones de conciencia».
El impacto de esta división se hizo evidente en un video que circula en línea, donde se ve a congregantes abandonando las iglesias en masa. En este contexto, el obispo Karen Oliveto, quien es abiertamente gay, reflexionó sobre las divisiones del año pasado, afirmando que «hay todo un segmento de la iglesia que se está yendo porque no quieren ser una iglesia inclusiva».