
La DEA anunció la culminación de una operación antidrogas sin precedentes, que llevó a la incautación de más de 400 kilogramos de fentanilo y al desmantelamiento de una red operativa presuntamente vinculada al Cártel de Sinaloa. Según la agencia, el operativo se desplegó en cinco estados y es considerado el de mayor escala en su historia, dirigido contra una de las organizaciones criminales más activas y peligrosas del hemisferio occidental.
Como resultado de la intervención, 16 personas fueron detenidas y se decomisaron grandes cantidades de narcóticos, armamento de alto poder y millones de dólares en efectivo. Estos hallazgos reflejan la magnitud de las actividades ilegales llevadas a cabo por la red criminal, que presuntamente tenía una capacidad operativa significativa dentro del territorio estadounidense.
Una consecuencia inmediata de esta operación sería la interrupción temporal de las rutas de distribución de fentanilo del Cártel de Sinaloa en Estados Unidos. No obstante, las autoridades advierten que otros grupos podrían intentar ocupar ese espacio en el mercado ilegal, lo que subraya la necesidad de mantener la presión operativa sobre las estructuras del narcotráfico.