En un trágico caso que ha conmocionado a la comunidad de Ohio, Tamara Banks, una madre de 35 años, ha sido sentenciada a hasta 13,5 años de prisión tras admitir que alimentaba exclusivamente a su hija de cuatro años, Karmity Hoeb, con Mountain Dew en biberones. La niña falleció en 2022 debido a complicaciones relacionadas con la diabetes, una enfermedad que se agravó por la negligencia de sus padres.
Según los fiscales, Karmity sufría un «problema médico grave» poco antes de su muerte, pero sus padres, en lugar de buscar atención médica adecuada, continuaron con su alarmante práctica de alimentación. La pequeña Karmity presentaba signos de deterioro severo, incluidos dientes podridos, indicativos de un prolongado abuso y descuido.
El caso llegó a un punto crítico cuando Karmity dejó de respirar y se puso azul, momento en el cual los padres finalmente llamaron al 911. A su llegada, los servicios de emergencia encontraron a la niña en estado crítico. Un escáner cerebral realizado poco después reveló que Karmity tenía muerte cerebral, un diagnóstico devastador que subrayó la gravedad de la situación.
En el tribunal, Banks se declaró culpable de homicidio involuntario, admitiendo su responsabilidad en la muerte de su hija. La sentencia, que podría extenderse hasta 13,5 años de prisión, refleja la severidad del crimen y la necesidad de justicia para la joven víctima.
Este caso ha resaltado la importancia de la intervención temprana y la atención médica adecuada para los niños, así como las terribles consecuencias de la negligencia parental. La comunidad sigue conmocionada y se espera que este triste episodio impulse a otros a estar más atentos a las necesidades y bienestar de los menores a su cuidado.