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Una lista de tareas no debería ser solo un cúmulo de pendientes. Cuando se hace bien, puede ayudarte a enfocarte, reducir el estrés y ser más productivo, siempre que sea realista y priorice lo importante sobre lo urgente.

Organizar las tareas por bloques de tiempo o clasificarlas según su dificultad puede ayudarte a empezar por lo más complejo cuando tenés más energía. También es útil dejar espacio para imprevistos y no saturar la jornada.

La sensación de tachar tareas cumplidas libera dopamina, lo que refuerza el hábito. Pero no te obsesiones con completar todo: una buena lista es la que te guía, no la que te presiona.

Publicado por: Editor Minuto30

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