Establecer límites claros con personas cercanas no es egoísmo, es autocuidado. Muchas veces, por temor a herir o generar conflictos, evitamos decir lo que necesitamos, lo que termina generando resentimiento o desgaste emocional.
Un límite sano se comunica con claridad, firmeza y respeto. No siempre será bien recibido, pero a la larga mejora las relaciones, porque evita malentendidos y protege tu bienestar emocional. Aprender a decir “no” sin justificarse en exceso es parte del proceso.
Recordá que tus emociones y tiempos también importan. Poner límites no es rechazar al otro, es priorizarte sin dejar de considerar al resto.