
Un espacio desordenado puede ser un reflejo de una mente sobrecargada. Diversos estudios muestran que el desorden visual genera estrés, ansiedad y dificultad para concentrarse. Al organizar tu entorno, también estás organizando tu energía mental.
Cada objeto fuera de lugar puede convertirse en un estímulo más que tu cerebro debe procesar, lo cual agota. Por eso, limpiar o reorganizar una habitación no es solo estético, es terapéutico.
Además, tener un lugar para cada cosa te da una sensación de control. En momentos de caos, empezar por tu entorno puede darte claridad interna y paz emocional.