
Cuando una extremidad se “duerme”, generalmente es porque los nervios que llevan la sensación o el movimiento están comprimidos o afectados temporalmente. Esto suele ocurrir por mantener una posición incómoda o presionar un nervio durante mucho tiempo.
El papel de la circulación sanguínea
La compresión no solo afecta a los nervios, sino que también puede reducir el flujo sanguíneo hacia esa parte del cuerpo. Esta combinación provoca hormigueo, entumecimiento y sensación de frío.
Cuándo preocuparse
Si el adormecimiento es frecuente, prolongado o viene acompañado de dolor o debilidad, es importante consultar a un médico. Puede ser signo de condiciones más serias como neuropatías, hernias discales o problemas circulatorios.