
El grounding o «enraizamiento» es una técnica que conecta tu cuerpo con la tierra para reducir el estrés y la ansiedad. Caminar descalzo sobre césped, arena o tierra es una de las formas más simples y efectivas de practicarlo.
La idea es que al estar en contacto con la naturaleza, descargás energía negativa y estabilizás tu sistema nervioso. Algunos estudios sugieren que puede reducir la inflamación, mejorar el sueño y equilibrar emociones.
Si no tenés acceso a un espacio natural, también podés practicar el grounding mental, centrando tu atención en sensaciones corporales, respiración o los sonidos que te rodean. Es una herramienta poderosa para calmar la mente y volver al presente.