Los terremotos son el resultado de la liberación de energía acumulada en el subsuelo terrestre. Este fenómeno ocurre cuando las placas tectónicas, que conforman la corteza terrestre, se mueven, rozan o colisionan entre sí. Cuando la tensión supera el límite de resistencia de las rocas, se produce una fractura que libera esa energía en forma de ondas sísmicas.
La falla geológica, el punto de ruptura
El punto exacto donde se origina un terremoto se llama hipocentro, y la proyección de ese punto en la superficie se conoce como epicentro. Las fallas geológicas son zonas de debilidad en la corteza donde, con mayor frecuencia, ocurre este tipo de liberaciones. Algunos países, como Japón, Chile o México, están ubicados en regiones de alta actividad sísmica debido a su posición sobre placas activas.
Escala, intensidad y daños
La magnitud de un sismo se mide mediante la escala de Richter, mientras que la intensidad de sus efectos en la superficie se evalúa con la escala de Mercalli. No todos los sismos generan destrucción, pero cuando ocurren cerca de zonas pobladas, pueden causar daños materiales y pérdidas humanas significativas. Las construcciones antisísmicas y los planes de emergencia son herramientas clave para mitigar los riesgos.
Preparación y conciencia ciudadana
Comprender cómo se originan los terremotos permite tomar decisiones más informadas en cuanto a la prevención y la respuesta ante un evento sísmico. La educación sísmica, los simulacros y la planificación urbana son fundamentales para proteger vidas. Aunque los terremotos no se pueden predecir, la preparación adecuada salva vidas.