
El fenómeno del K-pop, o pop coreano, ha ganado popularidad mundial en los últimos años, convirtiéndose en un fenómeno cultural global. Sin embargo, más allá de su música pegajosa y las coreografías impresionantes, el K-pop también ha generado un impacto significativo en la salud mental de sus seguidores. A través de redes sociales, los fanáticos tienen un acceso constante a la vida de sus ídolos, lo que puede influir en su bienestar emocional de manera tanto positiva como negativa.
Por un lado, el K-pop proporciona a muchos fans una fuente de alegría y escape. Las comunidades de seguidores son muy unidas y crean un sentido de pertenencia. Además, algunos estudios han mostrado que la música puede reducir los niveles de estrés y mejorar el ánimo de los oyentes. Sin embargo, el lado negativo de este fandom está relacionado con la presión que los seguidores pueden sentir para cumplir con los estándares de belleza y éxito promovidos por los ídolos del K-pop, lo que podría generar ansiedad y afectaciones en la autoestima.
La obsesión por los ídolos y la constante exposición a su vida a través de las redes sociales también puede fomentar la dependencia emocional. A pesar de estos riesgos, muchos fans encuentran en el K-pop un apoyo emocional y una manera de conectarse con otras personas, lo que resalta tanto el poder de la música como el impacto que los medios y las redes sociales tienen en la salud mental de los jóvenes.