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Aunque la mayoría de los órganos y tejidos humanos dejan de crecer al alcanzar la madurez, ciertas partes del cuerpo continúan desarrollándose durante toda la vida. Este fenómeno es resultado tanto de factores genéticos como de la acción de la gravedad y la degradación del colágeno. Las zonas más afectadas son aquellas compuestas en gran parte por cartílago, un tejido conectivo flexible pero resistente.

Nariz, orejas y uñas: los campeones del crecimiento

Las orejas y la nariz son los ejemplos más evidentes. Ambas están formadas principalmente por cartílago, que aunque no crece de forma significativa por sí mismo, se ve afectado por el deterioro del colágeno con los años. Este proceso las hace más largas y anchas con el tiempo. Por su parte, las uñas de las manos y los pies también siguen creciendo durante toda la vida, aunque su velocidad disminuye con la edad.

¿Y qué pasa con el cabello y el rostro?

El cabello también continúa su ciclo de crecimiento, caída y renovación. Sin embargo, con los años, el folículo piloso se vuelve más fino y menos activo, lo que reduce la densidad capilar. En el rostro, la piel tiende a ceder por la gravedad y la pérdida de elasticidad, lo que da la impresión de crecimiento en algunas áreas como el mentón o los lóbulos de las orejas.

El envejecimiento y la percepción del crecimiento

En realidad, muchos de estos cambios no son por crecimiento activo, sino por transformaciones asociadas al envejecimiento. Sin embargo, su efecto acumulado puede ser visualmente significativo. Entender cómo cambia el cuerpo ayuda a aceptarlo y cuidarlo con más conciencia.

Publicado por: Editor Minuto30

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