
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha defendido con firmeza la necesidad de un presupuesto anual de 2.100 millones de dólares, calificándolo como una cifra moderada frente a los enormes gastos militares a nivel global. Esta petición surge en un contexto de recortes financieros impulsados por Estados Unidos y otros donantes tradicionales, que han generado una presión considerable sobre la capacidad operativa de la OMS. Tedros busca destacar la desproporción entre la inversión en salud pública y la asignada a armamento, enfatizando la importancia de priorizar la prevención y preparación sanitaria mundial.
Comparación con el gasto militar global
Según Tedros, un presupuesto bienal de 4.200 millones de dólares para una organización que opera en más de 150 países y con un mandato tan amplio, es “extremadamente modesto” y nada ambicioso. Presuntamente, el gasto militar global en apenas ocho horas equivale al presupuesto anual total de la OMS, una comparación que busca generar conciencia sobre la disparidad en financiamiento y el impacto económico y humano que la guerra representa, frente a la inversión requerida para la salud pública global.
Consecuencias de los recortes y desafíos futuros
Una consecuencia directa de estos recortes es la amenaza a la capacidad de la OMS para cumplir con su extenso mandato, que incluye desde la respuesta rápida a pandemias hasta la implementación de programas de salud preventiva. La organización ha tenido que considerar la reducción de personal y departamentos clave para enfrentar la disminución presupuestaria, lo que podría afectar la calidad y el alcance de la atención sanitaria global y la preparación ante futuras emergencias. Esta situación subraya la necesidad urgente de un compromiso financiero sostenido y una reevaluación global de prioridades en el gasto internacional.