
La administración Trump limitó aranceles por 90 días a la mayoría de países, fijando una tasa base del 10%. Sin embargo, aumentó significativamente los impuestos a las importaciones chinas hasta un 145% total, incorporando gravámenes previos.
La consecuencia inmediata es una divergencia comercial. Empresas con cadenas diversificadas tendrán alivio temporal, pero las dependientes de China enfrentarán mayores costos, obligando a reevaluar estrategias. Se anticipan tensiones comerciales intensificadas y posible incertidumbre global.
Desde la gestión de riesgos, CEOs deben analizar su exposición a EE.UU. y China, adaptando cadenas de suministro y diversificando mercados para mitigar riesgos en un entorno comercial volátil.